Martina González Vieiga es una de las nuevas voces de la psicosexología en España. Psicóloga general sanitaria, sexóloga y terapeuta de pareja, especializada en sexología por vocación. Y divulgadora científica. Después de años dedicada a la investigación, en 2011 abrió en Santiago de Compostela el Centro de Sexología Con mucho gusto!, una apuesta vanguardista que aúna la consulta de terapia sexual y de pareja, y una pequeña boutique de juguetería erótica, donde también se realizan talleres. Su objetivo es acompañar a las personas en su viaje hacia el bienestar consigo mismas, con los demás y con su sexualidad. Por eso dedica también parte de su tiempo a la divulgación sexológica en medios de comunicación, y a impartir conferencias.
¿Cómo se integra el no binarismo en el mundo de la diversidad sexual? ¿Es una realidad nueva, o siempre ha estado?
Creo que hay muchas realidades que siempre han estado aquí. Otra cosa es que las hayamos visto. Todo esto obedece a que vivimos en una realidad sexual que es bastante maltratante y limitante. Que nos dice cómo tenemos que ser, cómo tienen que ser nuestros cuerpos, cómo tenemos que vivirlos… Que no nos ayuda a construir nuestra propia identidad sexual sino que nos impone identidades sexuales. Todo esto se cocina desde que somos personas en edad infantil, y sigue estando presente en la edad adulta. Prueba de esta realidad maltratante es que se obliga a buscar la evidencia científica de cualquier realidad, cuando es sabido que el ser humano es complejo. Una parte de nuestro cerebro se desarrolla dentro del cuerpo y otra parte fuera: en el contexto biográfico, cultural, social, político, en cómo nos vinculamos afectivamente… Todo ello hace que cada persona sea única.
Desde el contexto en el que yo trabajo la mirada es amplia: no pretendo que la gente encaje en categorías, sino que tenga herramientas para construir su propia identidad. Y el no binarismo forma parte de la realidad, porque hay personas que no se consideran ni hombres ni mujeres, no encajan con los constructos que tenemos creados socialmente desde la infancia. Estas personas están ahí, se manifiestan y se expresan.
Y esto ¿crees que ocurre por lo constreñido de los roles de género, o las personas no binarias lo son por sí mismas?
Creo que ocurre, básicamente, por lo constreñido de la educación. El sistema en que nos “cocinamos” a nivel educativo y sexual es muy perverso. Para los humanos, como seres sociales que somos, una de nuestras prioridades es que otros seres humanos nos valoren, nos validen y nos quieran. La primera aceptación que buscamos es la de nuestras familias. Y luego la de las personas con las que nos socializamos, en el colegio sobre todo. Así, ya desde la infancia vamos interiorizando qué es lo que hace que nos quieran. Y además vamos absorbiendo qué es y cómo se expresa el amor. De ese modo, si desde que naces te van diciendo que lo querible es esto y esto otro (y además, al no ofrecerte una visión amplia, todo lo demás lo entiendes como no válido o rechazable) el proceso de construcción de tu identidad va a ser muy complejo.
Nadie encaja totalmente en los conceptos de sexualidad que nos ofrecen. Esto va a hacer que la identidad, el desarrollo cerebral y el personal se vean limitados. Pero además los seres humanos, por encajar y por que nos quieran somos capaces de autodestruirnos. Máxime porque de quienes primero vas a vivir la discriminación, quienes primero te dicen que no encajas son personas de tu entorno cercano: tu familia, tu profesor… Esto te lleva a anularte por pura supervivencia.
El mundo es complejo. El ser humano también. Y el cerebro tiende a simplificar. El problema no es que establezcamos categorías para entendernos, sino que esas categorías sean rígidas. Y que lo que se salga de ahí sea algo rechazable o no querible. Esa educación perjudica la salud mental de las personas.
En relación con la diversidad, me parece ver dos enfoques posibles. ¿Qué sería más fácil? ¿Trabajar para integrar las múltiples diversidades, o ir al origen aboliendo el género, esa construcción social que tantos problemas nos crea?
Es un tema complejo. Creo que pretender abolir el género es poco realista. Lo ha construido el ser humano. Si pienso en mi perra Area, ella no le da vueltas a cuál es su lugar en el mundo. Nuestro cerebro sí tiene esa capacidad de construir su propia identidad. Establecemos formas de nombrarnos, categorías… no hacerlo es imposible. Pero sí sería mejor no establecer formas rígidas de clasificarnos. Saber que tenemos distintos ingredientes que permiten múltiples combinaciones. Si validamos todas las posiblidades y establecemos desde la infancia que, seas como seas eres una persona valiosa, y que lo importante es que validemos el buen trato, que aprendamos a construir vínculos seguros y a mirarnos con amor, todo irá bien.
Hablar con la “e” supone, hoy por hoy, darle patadas al castellano. Y ponernos en contra a la sociedad desde el minuto cero. Sin embargo, es doloroso que te nombren en femenino o en masculino si sientes que no encajas en ninguno de los dos sexos. ¿Le ves salida a este conflicto para el gran público?
Al final es un autotrabajo. Yo no hablo así desde siempre, a todos nos atraviesa el racismo, el machismo, el capacitismo… Y esto va de trabajarse las personas adultas para que las más pequeñas y jóvenes puedan integrar la diversidad. Y eso no trata solo de hablar con la e, sino de favorecer la empatía, el no juicio y el amor hacia las personas. Esto se resuelve con escucha y con trabajar desde la diversidad. Porque ¿quién ha decidido que se hable como se habla? ¿Y por qué no podemos hablar de otra manera?
A mí esto me parece una concepción rígida y capacitista. Lo que yo llamo la opresión ilustrada. Porque los cerebros humanos tienen la capacidad de autodefinirse. ¿Por qué alguien, por tener determinados estudios y ciertos privilegios para estudiar, leer, etc., se tiene que sentir con más peso para decidir quiénes son los otros y cuál es su identidad? Desde la salud mental las personas han de vivir integradas, en entornos no amenazantes. Un contexto que te invisibiliza y te niega no es seguro. Para integrar además tu cuerpo, tus emociones, tus vivencias, para vivirnos en lugar de sobrevivirnos, si las personas tienen capacidad para autodefinirse, ¿tengo yo que estar por encima por que he leído más? Esto se soluciona con empatía y con escucha.
Es sentir que otra gente que se sale de las casillas que te han enseñado, vale lo mismo que tú. La misma base necesaria para trabajar el racismo y cualquier discriminación.
Es cierto que las personas no solo nos definimos por nuestro sexo, pero es algo principal, con lo que te nombras. Y con un pronombre estás haciendo una declaración de principios, especialmente en ámbitos complicados, como el laboral. Al no entender la sociedad el no binarismo de género, ¿sueles encontrar personas que transitan hacia el sexo contrario solo para poder entrar en un orden social conocido?
Claro, sí pasa. Lo vemos en consulta. Hay gente que se define como no binaria, pero acaba transitando hacia el sexo contrario. El sexo es algo nuclear a nuestra identidad, y el vivirnos sexualmente bien nos hace libres y más felices. Y quienes se salen del binarismo lo tienen más dificil para entender todos los planos de la persona. Se confunden el sexo biológico, la identidad, la orientación sexual, la expresión de género… Si tuviésemos una educación sexual no limitante, nada nos haría sentir no queribles.
Tengo entendido que el ser humano tiende a redondear, de manera instintiva, los atributos de las personas para saber en pocos segundos si se trata de hombres o mujeres. ¿Puede estar habiendo transiciones no deseadas, de personas no binarias que no quieren modificar su cuerpo, pero que acaban haciéndolo para evitar que la sociedad se confunda al nombrarlas de la forma en que quieren?
Desde luego que ocurre. Y cada persona ha de sopesar sus pros y contras. En consulta se intenta que las personas se vivan lo mejor posible, pero también que hagan el trabajo que necesitan. Que las modificaciones que se hagan sean desde el buen trato y desde el amor al cuerpo, entendiendo que vivimos en un contexto social que nos atraviesa y que nos dificulta un montón de cosas. A veces, para la salud mental de las personas, puede compensarles hormonarse, ser percibidas de una manera determinada, y dejar de estar en lucha para que su pronombre sea reconocido.
Conozco a personas que han luchado mucho para no hormonarse ni hacer transición física, y que acaban haciéndolo para no seguir trabajando en el tema. Es cierto que muchas personas no binarias viven en un contexto de amenaza, por las dificultades para visibilizarse. El mundo es ya bastante hostil, pero cuanto más te sales de la norma, más difícil es encajar. Por eso a veces es mejor para algunas personas no binarias transitar físicamente para salir de ese contexto amenazante. Aunque es un tema lo suficientemente complejo como para no poder generalizar.
Me quedo con la idea de que la clave es el autoconocimiento. Que las personas sepamos qué viene de nuestro interior y qué viene de fuera. Lo viví cuando sufrí una mastectomía doble, y no me dieron ni siquiera la opción de no reconstruirme, metiéndome en la norma que se entiende obligada para las mujeres supervivientes del cáncer de mama.
Sin duda. Y esto tenemos que hacerlo sin culpabilizar. E intentando que sean las personas que están en un contexto seguro las que aporten una base a las que están tratando simplemente de sobrevivir. Lo difícil no es salir de la zona de confort, sino salir de la zona de malestar cuando no tienes una base segura de regulación emocional, o un espacio de seguridad, que ha de ser además desculpabilizante.
Por último, Martina. En el anteproyecto de Ley Trans aprobado el pasado mes de junio se abre paso a la autodefinición de las personas. ¿puede llevar a que personas muy jóvenes empiecen un camino de identificación con el mundo trans que luego no sea real, y que obedezca incluso a una moda?
Pues te contesto con otra pregunta. El imponer a la infancia y a la juventud que sigan su camino, en función de sus genitales, conforme a la norma cisexual, heterosexual y binaria ¿no es cuestionable? Yo veo a mucha gente joven que hace modificaciones corporales para encajar con la norma y con determinados modelos estéticos… Al final lo que más daño hace a las personas es que les impongan patrones para ser queribles. No olvidemos que somos cuerpo, y que la salud tiene que ver también con nuestra psique, con las emociones… La educación restrictiva y limitante hace que las personas, tanto cisexuales como transexuales, tengan dificultades para vivirse. Si no hubiera todo este peso sobre la estética corporal, las cosas serían más fáciles para todos. Y si entendiéramos todas las trabas que tienen las personas transexuales, no nos plantearíamos estas preguntas. El que las personas trans no binarias no puedan autodefinirse en su infancia y en su adolescencia de la misma manera que las personas que encajan en el binarismo hombre/mujer, es lo que en consulta vemos que más afecta a la salud mental. Porque bloqueas cerebralmente una parte de ti, y no te planteas cambios hasta que te sientes a salvo, con una cierta edad, en la que ya resulta más complicado hacer modificaciones. Para nada creo que interfiera en la salud mental que favorezcamos que las personas puedan integrarse, autoconocerse vivirse bien y autodefinirse. Lo contrario es negar un derecho humano fundamental.
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