Las pérdidas que no nos permiten llorar
¿Cómo volver a casa sin ese bebé en el que has volcado tus sueños desde que empezó a latir dentro de ti?
¿Cómo volver a casa sin ese bebé en el que has volcado tus sueños desde que empezó a latir dentro de ti?
El armario, ese mueble en el que cabe una vida entera… y que a menudo guarda nuestros propios prejuicios.
La gente menuda de la familia te alegra la vida. Parece que sus ocurrencias y monerías nunca van a acabar. Pero un día crece, y de pronto te hace ver el mundo a través de sus ojos.
El cáncer no solo me trajo cambios físicos y operaciones, sino también mucho tiempo para pensar. Ahí germinó mi activismo feminista, además del lésbico, y el sentido crítico que fui desarrollando me llevó a hacerme muchas preguntas.
No a todo el mundo le gusta la Navidad. Es un tiempo de reencuentros familiares que a veces expone demasiado tu vida a la mirada de los demás.
Está claro que no todos los tipos de cáncer son iguales. Los hay de mejor y peor pronóstico y el de mama es de los más benignos. Pero cuando hay mastectomía por medio las secuelas van mucho más allá de la salud.
Las madres y padres no venimos al mundo aprendidas. Y la sociedad, tampoco.
El gran mito del amor romántico es el caldo de cultivo perfecto para que algunas personas, en especial mujeres, no se cuestionen si su relación de pareja les pone o les quita.
«Cuando nos despedimos, nuestro abrazo nos dejó pegadas sin preguntar, y no sabíamos cómo volver al guion».